La maternidad es una invitación a evolucionar

Disfrutemos del proceso juntas

Cómo la maternidad lo transformó todo.


Desde pequeña me he sentido motivada con «hacer las cosas bien». Aplicada estudiante, aplicada deportista, aplicada bailarina… cada cosa que decidía empezar iba de la mano con la autoexigencia de no sólo dar todo de mí, sino también lograr un resultado excelente.

Por eso, cuando decidí embarcarme en el camino de la maternidad, mi mantra no fue diferente en absoluto. Desde mi forma de pensar en ese momento, decidí que este nuevo proyecto sería sinónimo de tomar una pausa completa en mi vida, postergar cualquier deseo de subespecialización médica (adiós oftalmología por un momento), y enfocarme totalmente en el cuidado de mi embarazo, en estudiar todo lo necesario, y prepararme para ser madre.

Y así lo hice: estando en España, sin vínculo laboral vigente (pues había terminado todo contrato en Chile antes de viajar a España), y haciendo una pasantía como «observador» en varias subespecialidades (pero sin un programa oficial que me formase como subespecialista)… decidí que era el momento preciso para cambiar mi foco, dejar la oftalmología a un lado, y sumergirme de lleno en libros de lactancia, apego y crianza, así como en talleres de preparación para el parto, musicoterapia en el embarazo, y masaje infantil (entre otros).

Entonces, tal como lo había hecho con cada cosa que me proponía, de manera muy aplicada, estudié todo lo que imaginé que sería necesario para entrar preparada a esta nueva temporada vital.

E inocentemente, pensé que toda esa preparación intelectual me había dejado totalmente equipada para iniciar de manera sólida mi camino en la maternidad. Me sentía muy confiada.

Sin embargo, la vida no se piensa… la vida se encarna.

Y entonces vienen l@s pequeñ@s con esa invitación que traen bajo el brazo, esa invitación a rompernos todos los esquemas… y eso fue exactamente lo que me pasó: el nacimiento de mi primera hija marcó, de un instante a otro, un antes y un después en mi mundo. Se dio vuelta completamente.

Toda esa planificación de mi mente, toda esa expectativa creada y toda esa sensación de control, salió volando por la ventana. Mi parto ideal no se cumplió (ni por una pizca), nació mi hija, y de pronto me veo cuidando de otro ser humano que depende completamente de mí para sobrevivir, 24/7 sin pausas, procesando aún el duelo de mi plan de parto no cumplido (y de lo intervenido de mi parto real), e intentando atender en algo mis necesidades básicas en medio de un intenso dolor físico y emocional.

La maternidad resultó ser muchísimo más dura de lo que jamás imaginé. No anticipaba tal nivel de agotamiento físico y mental, ni menos la profunda apertura espiritual que se empezó a generar.

Y entonces, empezó
la lucha…

Esa lucha interna en la que entramos cuando rechazamos la realidad que se nos está presentando, si ésta no coincide con lo que nuestra mente piensa que es lo que debería estar pasando…

Sin darme cuenta cómo, de pronto me encontré luchando con mi esposo, luego con mi hija, pero por sobretodo, conmigo misma. Día tras día…

Y así estuve un buen tiempo, luchando contra los desafíos, luchando contra todo y tod@s, sintiendo que todo era difícil, que no estaba preparada para la maternidad ni que tenía lo necesario para «hacerlo bien», que yo era el problema, que mi hija era el problema, que mi esposo era el problema, que nuestra circunstancia era el problema…

Hasta que llegó el día en que todo empezó a cambiar…


El día en que algo se re-conectó en mí, y al fin me di cuenta que «el problema», no era el problema. Al fin me di cuenta que no era posible ni necesario controlar mi exterior para sentirme cómoda, segura y confiada otra vez, sino que lo único que necesitaba para recuperar mi estabilidad era aceptar lo que la vida me estaba presentando, para dejar de luchar y encontrar formas novedosas de danzar con ello.

Al fin me di cuenta que lo único que necesitaba era aceptar lo que es, para al fin poder apreciarlo, honrarlo, y fluir con ello.

Y desde entonces, comencé un camino completamente distinto.

La aceptación me ofreció un nuevo punto de partida desde el cual pude retomar el control de mi experiencia y transformarla.

Un nuevo punto de partida desde el cual conseguí re-conectar con mi libertad individual y mi posibilidad de escoger… de escoger algo diferente, algo nuevo.

Al fin pude re-conectar con la posibilidad de crear una vida nueva.

Yo sé que tú también puedes transformar tu realidad.


Y mi intención es ser un soporte para ayudarte a ver eso que ahora no estás pudiendo ver, para ayudarte a recordar eso que ahora necesitas recordar, para sostener por ti esa confianza… y cruzar juntas al otro lado.

Será un honor para mí compartir este proceso contigo. Te invito a disfrutar juntas lo que hay del otro lado.

Recurso gratuito especial para madres

Cómo crear un día saludablemente productivo cuando no has dormido lo suficiente.

Carrito de compra
Scroll al inicio