¿Luchar o danzar?

La clave está en la aceptación: mientras que la resignación es un punto de llegada,
la aceptación es un punto de partida.

Desde que comenzamos esta aventura, aparecen en nuestra vida una serie de desafíos que nunca habíamos enfrentado antes, muchos que nunca hubiésemos siquiera imaginado antes, y para los cuales no contamos con una de las herramientas que tal vez habíamos usado antes: escapar.

En la maternidad (y paternidad) no hay escapatoria, no hay puerta trasera, no hay opción de salida: es un vínculo indisoluble.

De alguna manera, la naturaleza de esta relación nos fuerza a enfrentar los desafíos, y a encontrar la manera de traspasarlos.

Y si bien las situaciones nuevas traen per sé un grado de incomodidad y dificultad al sacarnos de nuestra zona de comfort y llevarnos al terreno de lo desconocido y la incertidumbre, la manera en que vivimos cada desafío depende de la relación que generamos con él.

A qué me refiero con esto.

A que podemos hacer de ese desafío nuestro “enemigo”, o nuestro “aliado”. A que podemos ver ese desafío como algo que me están haciendo A MÍ, o como algo que está sucediendo PARA MÍ.

Cuando vivimos apegadas a las expectativas que nuestra propia mente crea, si las cosas no ocurren como esperamos, entonces nuestra mente rechaza lo que ocurre y comienza a pensar que “esto es injusto, que “por qué a mí, que “esto no debería estar pasando”

En este caso, nuestra mente entra en modo “enemigo” y genera una lucha hacia el desafío.

Sin embargo, cuando reconocemos que nuestra mente crea expectativas pero no nos apegamos a ellas, si ocurre algo que no es lo que esperamos, entonces nuestra mente puede reconocer que lo que está ocurriendo ES lo que está ocurriendo ahora, puede aceptar lo que se está presentando, y desde este lugar, generar una relación con el desafío que se ve y se siente más como una danza.

Aceptar no significa resignarse. Aceptar no significa tolerar.

Aceptar simplemente significa reconocer que la realidad que está ocurriendo es la realidad que está ocurriendo, sin juicio, sin crítica, sin culpa… simplemente es. 

Y cuando logramos hacer eso, nos situamos en un punto de partida, desde el cual podemos escoger qué camino vamos a tomar hacia adelante: qué significado le vamos a dar a lo que está ocurriendo, y qué acciones vamos a tomar frente a ello.

En el día a día, esto se puede ver ¡de múltiples maneras!

Podría verse como algo tan simple como invitar a tu bebé a lanzar juguetes blandos dentro de casa (en vez de los de madera que estaba tirando) sin oponerte a su conducta sino más bien reconociendo su necesidad (practicar lanzar objetos) y la tuya (que no se destruya tu propiedad ni se ponga en peligro a otra persona), redirigiendo su acción. 

Hasta algo más complejo como acompañar a tu infante en su desborde emocional, sin querer reprimirlo, arreglarlo o invalidarlo, sino estando presente de la manera que él o ella necesita en ese momento, regalándole tu calma al saber que es algo esperable, necesario y saludable que ocurra, y tu confianza en que puedes sostener un espacio seguro para amb@s para que eso ocurra y en que él o ella puede vivir la emoción y traspasarla, que todo estará bien.

¡Y un sinfín de ejemplos más! Los ejemplos son infinitos, con sus propios matices en la vida de cada una, y diferentes según la temporada en que nos encontremos.

Querida colega, cuando logras darte cuenta que tu mente genera expectativas, pero creas una relación saludable con ellas (sin apegarte ni aferrarte a ellas), entonces te abres a la posibilidad de aceptar lo que es, y desde este lugar, puedes escoger cómo danzar con lo que sea que se esté presentando.

Lo cierto es que eso, que aún no logras soltar, es la causa de tu sufrimiento.

Te invito a soltar esas expectativas que tu mente ha creado en torno a la maternidad, para que dejes de luchar con los desafíos que te está presentando, y en cambio, que logres aceptarlos, expandiendo tu mente y abriendo tu corazón, para así descubrir formas creativas de danzar con ellos durante esta temporada.

Si te animas, cuéntame en los comentarios: ¿qué expectativa de la maternidad estás dispuesta a soltar en esta temporada? Me encantaría leerte a ti también.

Con aprecio,

Marcela Paz

P.D. ¿Te cuento algo más? En la maternidad, no sólo estamos lidiando con la intensidad de nuestras propias expectativas… sino también con la intensidad de las expectativas de otr@s (ops!).

En el próximo post te invito a reflexionar sobre esto. ¡Hasta el próximo post!

Mujer flotando en laguna Cejar Chile

Descubre cómo conseguir un día satisfactorio para ti, sin importar cuánto hayas dormido la noche anterior.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra
Scroll al inicio